sábado, 17 de junio de 2017

BAJAR EL PERFIL, ES MIMETIZARSE EN EL ENTORNO


BAJAR EL PERFIL, COMO MEDIDA DE SEGURIDAD. 



Una de las principales recomendaciones es la de mantener un perfil bajo para evitar llamar la atención de otros, algunos malintencionados, quienes nos pueden seleccionar como sus próximas víctimas, al observar en nosotros vestimentas, prendas, joyas, accesorios o artículos que les indiquen que les representaremos un blanco lucrativo.


Se nos aconseja, pues, el evitar mostrar un alto perfil y tratar de pasar desapercibidos, mimetizándonos, en lo posible, con el resto de las personas en el entorno, adoptando una apariencia de igualdad con los demás.



Esta recomendación, sin embargo y con frecuencia, no sólo no es acatada por muchos con la debida consideración en términos de seguridad, sino que, por el contrario, buscan afanosamente el diferenciarse, mostrándose ante los demás como personas con un alto poder económico y, en sí, en su paradigma, como "triunfadores" y "exitosos".

Dicha diferenciación, encima de hacerlos vulnerables, los hace desiguales y la desigualdad, como tal, genera muchos otros problemas, y sobre todo riesgos para su integridad.

Vale aquí unas medidas de seguridad:

Bajar el perfil en lugares específicos (quitarse los accesorios, evitar sacar el celular, etc)

No aparentar lujos; especialmente en lugares no adecuados, ni seguros.

Apariencia de igualdad con el resto de personas. 

Recuerde que el perfil de los delincuentes también ha cambiado, hoy se les puedes ver bien vestidos, utilizan mujeres bonitas, niños, ancianos, etc.






martes, 6 de junio de 2017

LA MORAL SELECTIVA

LA MORAL SELECTIVA, EL DESAFIO DEL SER HUMANO FRENTE A LA ÉTICA


El término moral selectiva es hacer lo que le conviene: Haciendo un simple ejercicio de observación sobre las personas y su entorno, se llevó a cabo el análisis sobre dos factores:
El primero que surge es el nivel de estudios: las personas con mayor preparación académica, por lo general tienen mejor entendimiento para saber diferenciar entre lo bueno y lo malo. Desafortunadamente, con base en la experiencia, también son en la mayoría de los casos, aquellas que han cometido fraudes de mayor cuantía y responsables de desarrollar y orquestar los esquemas más sofisticados.
El segundo, la educación en el núcleo familiar, identificando que las personas con antecedentes de valores solidos inculcados y aplicados por los padres, poseen las mejores herramientas para discernir y evaluar lo apropiado de su conducta ante una situación específica. Pero, también desafortunadamente, se ha observado que esto es un tanto subjetivo, ya que en más de un par de ocasiones, las personas involucradas en perpetrar un fraude han sido identificadas como provenientes de las mejores cunas y en apariencia criados con altos estándares morales; llegando incluso a cometer fraude en perjuicio de sus padres y/o hermanos.
Con base en lo anterior, se esperaría que las personas que tienen una combinación de alto nivel de estudios y provenientes de familias con altos estándares morales, deberían estar exentas de cometer actos fraudulentos; y que de esa “medida para abajo”, por decirlo de alguna forma, aumente la propensión de las personas a cometer fraude. Triste decirlo, pero lo anterior, también se aleja de la realidad que se observa en la práctica, Esa frase, se acerca mucho a la realidad, y no solo en referencia a la realidad que rodea a las personas que han cometido fraude, sino a la realidad que todos nosotros vivimos cotidianamente. Siendo esta misma realidad cotidiana, la que demuestra que se utiliza esa “Moral Selectiva” cada vez que nos quedamos con algo que no es nuestro, que violamos una regla de urbanidad por comodidad o rapidez, que utilizamos una pequeña compensación para agilizar un trámite o evitar una simple multa de tráfico, que hacemos ostentación de una posición de mando o poder para evitar ser sancionados, entre muchas otras.
Entonces ¿Por qué las personas llegan a cometer un fraude?
Porque el ser humano tiene la capacidad inherente de adaptar su moral ante las situaciones, la cual no siempre refleja su nivel de estudios y/o educación en el seno familiar. Por nuestra “Moral Selectiva”.
Haciendo hincapié, en que estas líneas, solo muestran algunas características de los perfiles de los defraudadores, y señalando, que afortunadamente la experiencia, también nos ha mostrado ejemplos, a todos niveles de estudios y/o educación, de personas que han dado evidencia de su honestidad.
Para finalizar, compartimos una de las teorías que toca el componente de integridad:
La teoría básicamente dicta que en cualquier población, 20% de sus integrantes se comportará honestamente más allá de las circunstancias, otro 20% buscará activamente debilidades en los controles y oportunidades para cometer fraude, y la mayoría de la población, 60%, se comportará honesta o deshonestamente dependiendo de una combinación de circunstancias (necesidad o motivo y oportunidad). (Fuente: Bologna, Wells & Lindquist, The Accountant’s Handbook of Fraud and Commercial Crime, USA, Wiley and Sons, 1993)
Queda entonces el sinsabor frente a la escala de valores que se aplican en todas las situaciones de la vida y como desde nuestra propia perspectiva, la ética y el fraude siempre entrarán en conflicto. De nosotros depende entonces que las decisiones y actuaciones siempre estén enmarcadas en una moral ética que no permita el fraude y las actividades ilegales.
O/M.

sábado, 3 de junio de 2017

NO DEJEMOS QUE LAS NORMAS SE PIERDAN







Podemos definir a la anomia, como la falta de normas pero, asimismo, como la incapacidad de la estructura social de proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad.


La anomia es un fenómeno que poco a poco va desviando y termina por romper las normas, generando caos en la sociedad, al ver impuestas nuevas reglas que promueven el aislamiento, las actividades fuera de la ley, inhibiendo, así, la cooperación social y fomentando la desconfianza entre las personas.

Al observarnos, podemos reconocer que estamos viviendo, en diversas formas, en una situación de anomia, desde el simple hecho de no inmutarnos al ver que alguien se pasa un semáforo en rojo, al fomentar la corrupción dando dinero a un policía para que no nos infraccione, al evitar el hacer fila en algún lugar, al no pagar nuestros impuestos o al no censurar y castigar los constantes escándalos de corrupción política.

Vivimos en una sociedad en la cual el fin justifica los medios. Lograr éxito económico, a pesar de incurrir en omisiones, infracciones o acciones francamente delictivas, al parecer no tiene ya importancia, cuando vemos la cultura de ilegalidad que prevalece y los actos de corrupción de infinidad de personas que acaban, increíblemente, en la impunidad cuasi total.

Debemos entender que el continuar de esta manera, en la anomia, lejos de estar viviendo, estamos sobreviviendo y enfrentamos el alto riesgo de degenerarnos más y más.

No te resignes a vivir en la anomia, inculca y fomenta la cultura de la legalidad:

  • En tu hogar, promoviendo en tu familia la buena educación y predicando con el ejemplo.
  • En tu comunidad, proponiéndote ser un buen vecino.
  • En tu escuela, siendo un miembro activo y constante de tu comunidad escolar.
  • En tu trabajo, participando, colaborando e impulsando los objetivos organizacionales.
  • En tu sociedad, respetando y tolerando a los demás y exigiendo a las autoridades transparencia y rendición de cuentas.

Quizá seas de los que piensa que cambiar es muy difícil. Mejor reconoce que no es imposible y ponte a trabajar para que se respeten las normas, pues si todos y cada uno de nosotros hacemos lo propio, lograremos y alcanzaremos a ver los cambios en el mundo que hoy nos tocó vivir.
O/M.

LA CRISIS PENITENCIARIA EN ECUADOR

  EI sistema carcelario del Ecuador atraviesa un proceso de crisis institucional que es necesario el debate público sobre la organización,...