DESDE EL LIDERAZGO
MILITAR
Si
tus hombres sufren la tempestad, sufre con ellos.
Para
ser un buen comandante, debes aprender que es muy diferente ordenar y liderar.
El
principal requisito para ser líder es que ame a sus subordinados. Esto es una
predisposición natural que no se compra ni se puede enseñar, debe nacer
naturalmente en usted.
Jamás
busque prestigio ante sus superiores, hágalo siempre ante sus subalternos.
Recuerde
que los subordinados no están a su servicio, sino que ellos junto a usted están
para servirle a una causa noble y superior: La Patria.
Enseñe,
enseñe, enseñe y nunca se canse de ensañar.
Predique
con el ejemplo personal, sea siempre el primero en todo, sobre todo exijase.
Duerma, aliméntese, diviértase y sufra con el subalterno.
Recuerde
que es más difícil arrastrar que empujar, que una cosa es el grado y autoridad
que le han conferido los superiores y otra muy diferente es la autoridad moral
que debe ganarse en sus subordinados.
Pida
opinión a sus hombres y los hará sentir importantes, siempre tendrá la
responsabilidad de decidir, pero si los escucha, también aprenderá de ellos y
habrá conocido mejor a sus hombres.
Sea
humilde y jamás muestre soberbia.
Cuando
aplique una sanción que sea con fines de
enseñanza y no como represalia.
Recuerde
también que a medida que ascienda debe esforzarse por mantener contacto con
quienes se hallan más abajo, le será difícil hacerlo, pero debe lograrlo.
Por
raro que parezca, tenga en cuenta que es más difícil ser valiente en tiempo de
paz que en la guerra, defienda a rajatabla a sus hombres cuando lo merezcan
aunque con ello ruede su cabeza.
¡Si
algún día lo abate una bala… y quienes le suceden toman su espíritu y continúan
luchando por cumplir la misión es que ha logrado ser un auténtico líder!
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