El
trato que dispensamos a las personas marca la diferencia para
propiciar o bien relaciones armoniosas, de respeto, inclusión,
solidaridad, igualdad y equidad, o, por el contrario, relaciones
desastrosas caracterizadas por la falta de respeto, exclusión,
indiferencia, desigualdad, inequidad y violencia, situaciones y
acciones que pueden derivar en agresiones, en delitos o, incluso y en
casos extremos, en la muerte de una persona.
El
principio
del buen trato a
los demás se basa en el reconocimiento de los otros como seres
diferentes y especiales que tienen el derecho a ocupar un espacio
físico, intelectual y afectivo en nuestras vidas, otorgándoles, a
la vez, el derecho a ser escuchados, vistos y a disfrutar de
garantías para su vida, su integridad y desarrollo.
El
abrirnos y reconocer a los demás, nos permite ser empáticos al
conocer y aceptar los sentimientos y preocupaciones de los otros. La
empatía, esa capacidad que nos conduce a la solidaridad y, ser
solidarios, es un atributo que toda persona que vive en sociedad debe
poseer para el bien vivir.
El buen trato nos da la
oportunidad de vivir en paz.
Tratar bien a las personas implica tener una interacción igualitaria, el establecer un diálogo y comunicación auténtico y sincero, teniendo la capacidad, con base en la tolerancia y el respeto, de resolver cualquier tipo de conflicto que se presente.
Es
lamentable observar que nuestra vida cotidiana a nivel familiar,
comunitario, escolar, laboral y social está, en alguna medida,
plagada de malos tratos.
El
maltrato a los demás surge por nuestra incapacidad de reconocer los
verdaderos problemas que se tienen, por atacar a las personas y no a
los problemas, sin asumir responsabilidad o de lo que se dice o de lo
que se hace (coherencia).
Resulta
increíble el grado de violencia que llegan a alcanzar algunas
relaciones de pareja, de familia, entre vecinos, entre alumnos, los
miembros de una organización y, desde luego, de personas en las
calles donde, por motivo de algún incidente, alguien maltrata al
otro"pisoteando"su
dignidad y desata su furia, detonando un hecho lamentable con
consecuencias, muchas veces, irreparables.
Existen casos donde
alguien que es maltratado busca la forma de vengarse directamente del
maltratador o, bien, al comentar la situación con algún tercero,
dicho tercero se solidariza con el afectado y busca afectar a la
persona de alguna manera, agrediéndola o "poniéndola" al
señalarla ante algún criminal, para hacerla víctima de un delito.
Por
lo anterior, debemos fomentar en las personas la cultura del buen
trato a los demás, desde niños, conociendo y entendiendo cómo
abordar y desarrollar, en las distintas etapas de la vida, los
factores de riesgo y protección.
Y tú, ¿eres una persona amable y cortés, o eres un ruin y un déspota?, vale la pena que reflexiones cómo tratas a la gente y como tratan los tuyos a los demás, pues el simple "modito" que tengan de tratar a las personas, puede ser el factor que, en algún momento, detone una situación que cambie sus vidas para mal.
O/M.